Muchos de los y las estudiantes que inician la educación secundaria no la completan y en consecuencia nunca se gradúan. Antes de la pandemia se estimaba que alrededor de 92,7% de los niños y las niñas de la región concluía la primaria, pero solo el 63,7% lograba graduarse de la secundaria. Y mientras que el 84,6% de los y las jóvenes del quintil de ingresos más alto logra graduarse de la educación secundaria, solamente el 44,1% de los y las provenientes del quintil de ingresos más bajos lo logra (UNESCO, CEPAL y UNICEF, 2022). Frecuentemente, los y las jóvenes no se sienten apoyados en sus escuelas, no aprenden lo suficiente y no visualizan cómo la educación que reciben los prepara para el futuro. A su vez, el embarazo adolescente y las dificultades económicas continúan siendo obstáculos importantes para que los y las jóvenes logren transitar con éxito la educación obligatoria (Berniell et. al, 2016). Estos obstáculos afectan la trayectoria escolar y ello tiene un impacto en el resto de sus vidas: no culminar la escuela secundaria suele asociarse a tener menores ingresos, menores probabilidades de conseguir y mantener un trabajo y mayor propensión a incurrir en conductas riesgosas. En ese contexto, varios países de la región comenzaron a desarrollar Sistemas de Alerta Temprana (SAT) para prevenir el abandono escolar. Estos sistemas se centran en la prevención oportuna, lo que implica identificar con la suficiente antelación y con la mayor precisión posible a los y las estudiantes que están en riesgo de interrumpir su trayectoria educativa, con el propósito de acompañar sus trayectorias con acciones que permitan fortalecerlas. Este documento presenta la iniciativa del diseño de un Sistema de Alerta Temprana en la provincia de Mendoza, Argentina, desarrollado sobre la base de su sistema de gestión educativa, Gestión Educativa Mendoza (GEM).