En América Latina y el Caribe persiste un déficit histórico de infraestructura social y educativa que limita las posibilidades de desarrollo, inclusión y equidad de sus habitantes. La evidencia es contundente: la calidad física de las escuelas incide no sólo en los aprendizajes, sino también en la salud, la seguridad y la motivación de estudiantes y docentes. Este libro presenta un análisis riguroso de más de cincuenta casos de espacios de aprendizaje en la región, examinados a partir de criterios de innovación vinculados con la ecodependencia, la adecuación y la inclusión. Mediante una revisión crítica, la obra ofrece claves para comprender la relación entre infraestructura y aprendizaje, y propone herramientas para orientar proyectos y políticas públicas en un campo aún poco sistematizado. El conjunto de dimensiones e indicadores aquí propuesto para analizar y monitorear la incorporación de criterios de innovación constituye un marco abierto y en constante construcción, que visibiliza la complejidad de los múltiples factores que, de manera holística, inciden en la producción de entornos e infraestructuras educativas en la región.