El consumo de energía que realizan los hogares dentro de sus viviendas es un insumo clave para su bienestar. Los hogares utilizan energía para cocinar y refrigerar alimentos, hacer funcionar una variedad de electrodomésticos y, según sea el clima de la región donde se encuentran, para calefaccionar o refrigerar sus viviendas. Dada la relevancia del consumo de energía del sector residencial en el consumo total, el imperativo climático de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se aplica también a este sector. Este capítulo analiza los desafíos de la transición energética en el sector residencial enfatizando los avances necesarios tanto en eficiencia del consumo energético como en su electrificación. El capítulo muestra una enorme heterogeneidad en el tipo y la cantidad de energía consumida en los hogares, que depende de cuatro factores principales: el clima; el acceso de los hogares a las distintas fuentes de energía; el nivel de ingreso y el precio de los electrodomésticos. Además, el capítulo propone una serie de políticas públicas para avanzar en la transición energética en el sector residencial. Estas combinan subsidios, esquemas de precios y campañas de información para promover el uso de energías limpias y una mayor eficiencia del consumo.