La energía es un recurso esencial para el bienestar y el progreso económico de la sociedad, desempeñando un papel crucial en la vida cotidiana de las personas y en la producción de bienes y servicios. A pesar de su importancia, el uso de energía también es el principal contribuyente mundial a la crisis ambiental que enfrenta la humanidad, siendo el calentamiento global su manifestación más acuciante. En este contexto, la transición energética emerge como un imperativo para abordar esa crisis y garantizar un desarrollo sostenible. Este proceso implica un cambio en la matriz energética de los países para disminuir su impacto en el calentamiento del planeta, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y aumentando la participación de fuentes de energía limpias y renovables, como la solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica, entre otras. Este capítulo busca analizar la intensidad de emisiones de la energía considerando dos elementos. El primero es la eficiencia de los sistemas energéticos, que se refiere a la cantidad de insumos energéticos requeridos para llevar una unidad de energía a los usuarios finales. El segundo es la receta energética, es decir, la combinación de insumos (por ejemplo, petróleo, leña, energía hidráulica) consumidos para proveer energía a los usuarios finales.