Perú es un país de ingreso medio alto que se expandió aceleradamente en las últimas dos décadas. No obstante, en el último quinquenio, se evidenció una desaceleración del crecimiento, tras el fin del super ciclo de materias primas y un aumento de las regulaciones que afectaron el entorno de negocios. El crecimiento de largo plazo ha estado determinado por la acumulación de factores, en particular de capital, y no tanto por ganancias de productividad. La productividad total de factores aportó al crecimiento sólo en el periodo post ajuste de la hiperinflación y durante el súper ciclo de los precios de las materias primas. Esto se debe a que la productividad laboral es baja en todos los sectores, lastrada por altos niveles de informalidad. Destaca el caso del sector agrícola, donde conviven empresas exportadoras exitosas con un 94% de empleo informal. Las intervenciones de política para mejorar la productividad deben ser integrales, considerando el carácter multidimensional del problema, levantando restricciones a la compe-tencia de los sectores, mejorando la provisión de los insumos de calidad, implementando reformas en el mercado laboral y en la educación que potencien las habilidades de la mano de obra y faciliten formalización, y mejorando el acceso a fuentes de financiamiento que permita a las empresas innovar y crecer.